“Deseando amar” (In the Mood for Love, 2000) – Dir. Wong Kar-wai.
Si el cine fuera una forma de recordar lo que nunca ocurrió, si existiera una manera de encapsular la nostalgia antes de que se transforme en dolor, esa película sería Deseando amar . En su interior no hay besos ni cuerpos entregados, pero hay una intensidad emocional tan poderosa, tan contenida y devastadora, que parece capaz de romper la pantalla. Y quien ha sabido orquestar esta sinfonía de miradas y silencios es uno de los grandes poetas visuales de la historia: Wong Kar-wai. Wong Kar-wai no es simplemente un director de cine; es un orfebre de la emoción, un alquimista de la memoria y del deseo. Nacido en Shanghái en 1958, emigró a Hong Kong a los cinco años con su madre, una figura fundamental en su vida y en su sensibilidad cinematográfica. El joven Wong no hablaba cantonés, lo que lo obligó a observar más de lo que hablaba, y quizás allí —en la infancia marcada por la distancia lingüística y la separación del padre, que se quedó en China continental— nació su obsesió...