“Erase una vez en Hollywood”: Tarantino y la memoria que late en celuloide.
Erase una vez en Hollywood es la película más melancólica y, paradójicamente, la más luminosa de Quentin Tarantino. Tras décadas perfeccionando su cine de violencia posmoderna y homenajes entre el spaghetti western, la serie B y el cine de explotación –Reservoir Dogs, Pulp Fiction, Kill Bill, Inglourious Basterds–, Tarantino llegó a este noveno largometraje en un punto de madurez donde ya no busca epatar, sino mirar atrás. Y mirar atrás con ternura. Aquí, Tarantino ya no juega solo con los géneros: juega con el tiempo, con el cine y con la nostalgia. Erase una vez en Hollywood no es solo una película, es un testamento. Quentin Tarantino, que tantas veces ha reescrito la historia con sangre y celuloide, aquí decide detenerse y observar el mundo que le formó. No estamos ante una fantasía violenta ni ante un juego de referencias. Estamos ante una mirada larga y melancólica hacia un Hollywood que ya no existe. La película es, en realidad, un espejo donde se refleja una época de trans...