“Blue Sun Palace:”dignidad y memoria en los márgenes de Queens.

Blue Sun Palace llega como una revelación y, al mismo tiempo, como una confirmación. Una revelación porque marca el debut en el largometraje de Constance Tsang, una directora que hasta ahora había transitado el territorio de los cortos y de la escritura, explorando con delicadeza los matices de la identidad y la memoria. Y una confirmación porque su ópera prima ratifica lo que algunos intuían: que estamos ante una cineasta capaz de transformar lo pequeño en universal, lo íntimo en político, lo invisible en protagonista. Su formación y experiencia entre Hong Kong y Estados Unidos le han otorgado una mirada bifocal, esa doble pertenencia que es también doble distancia: sabe mirar al mundo chino desde dentro y desde fuera, con cariño y con crítica. En ese cruce de tradiciones se reconoce la huella de Hou Hsiao-hsien, Edward Yang y Ann Hui, pero también de autoras como Kelly Reichardt o Chloé Zhao. Tsang absorbe esas influencias para construir una voz propia, más poética que panfleta...