“Amanece en Samaná: Secretos que Despiertan al Alba”
Rafa Cortés es un director que ha sabido explorar distintos territorios cinematográficos con un enfoque único, desarrollando un estilo visualmente envolvente, pero también desafiante a nivel narrativo. Tras su exitosa carrera en el mundo del documental, con títulos como ‘El retorno’ (2017) y ‘Nadie sabe nada’(2019), Cortés se ha consolidado como un cineasta con una mirada incisiva hacia la complejidad de las relaciones humanas. Estos documentales le permitieron abordar temas de gran calado social, profundizando en cuestiones de identidad y memoria. Sin embargo, con Amanece en Samaná, el director da un paso hacia la ficción, adentrándose en un territorio más personal y experimental que puede desconcertar a quienes esperaban un enfoque más lineal.
En esta película, se une a una serie de guionistas, entre los que destacan Jordi Galceran, Marta Sánchez, Emilio Tomé y Javier Canales Sepúlveda, para crear una historia que desafía las convenciones de las comedias románticas o las relaciones de pareja tradicionales. El guion, en su mayor parte, se basa en el desarrollo de los personajes y las dinámicas entre ellos, llevando a los espectadores por un camino emocionalmente impredecible, con giros que invitan a la reflexión. La estructura narrativa fluye en un ritmo pausado, donde se permite que las emociones de los personajes se desplieguen poco a poco, sin prisa por resolverlas.
El ritmo de Amanece en Samaná puede parecer inicialmente algo lento, especialmente en las primeras escenas, donde la película se centra en la interacción entre los personajes y la dinámica de amistad que une a las dos parejas. Sin embargo, conforme avanza, la película acelera su pulso emocional, especialmente en el momento en que la protagonista, Ale, hace una confesión que pone en jaque las relaciones de todos los involucrados. Esta tensión psicológica se ve acentuada por la música, la cual va de la mano de la evolución del relato, marcando el tono de las escenas más dramáticas o más livianas.
En cuanto a la interpretación, Luisa Mayol como Ale se lleva la mayor parte del peso dramático, brindando una interpretación auténtica y emocionalmente cruda. A lo largo de la película, se siente la transformación de su personaje, desde una mujer segura en su relación hasta alguien que, después de la confesión, se enfrenta a las consecuencias de sus decisiones pasadas. Luis Tosar y Luis Zahera, quienes interpretan a las parejas masculinas, hacen un trabajo igualmente notable, aportando distintas capas de complejidad a sus roles, aunque sus personajes a veces caen en arquetipos predecibles. Bárbara Santa-Cruz, en el papel de Natalia, representa una figura más enigmática, con una presencia contenida que es clave para mantener el equilibrio emocional en las escenas de mayor tensión. Los personajes secundarios, como Alfredo Castro y Charles Dance, añaden a la película un toque de distinción, completando un elenco que, en general, se entrega por completo a la historia.
La trama se desarrolla de forma bastante directa, con pocos elementos de distracción. La historia se centra en la confesión de Ale, lo que desencadena una serie de eventos que obligan a los personajes a cuestionar sus decisiones pasadas y su visión de la amistad, el amor y la fidelidad. El conflicto se resuelve de forma inesperada, no a través de un giro espectacular, sino mediante una reflexión silenciosa sobre el paso del tiempo y las relaciones que tenemos. A medida que avanza la película, nos damos cuenta de que, aunque parece un relato sobre el amor romántico, en realidad trata más sobre la libertad personal y el derecho de cada individuo a redefinir su identidad.
La música en Amanece en Samaná juega un papel importante para construir la atmósfera, con un uso predominante de sonidos suaves y melódicos que acompañan el tono introspectivo del filme. A medida que los conflictos internos de los personajes emergen, la música sube de tono para subrayar las tensiones. Los temas musicales, sencillos pero efectivos, se convierten en una extensión de la emocionalidad de los personajes, sin ser excesivos.
Aunque Amanece en Samaná se puede ver como una película única, comparte ciertos elementos con otros títulos que exploran las relaciones humanas desde un punto de vista más introspectivo y experimental. Películas como Aguas tranquilas (2015) de Olivier Assayas o El deseo de un hombre(2012) de Nuri Bilge Ceylan tienen esa misma cualidad de examinar los lazos entre los personajes a través de un enfoque psicológico, sin el dramatismo convencional de las historias románticas. También se puede trazar una conexión con películas más recientes que abordan temas sobre la fluidez sexual y las transformaciones en las relaciones de pareja, como Call Me by Your Name (2017) de Luca Guadagnino.
El vestuario en Amanece en Samaná es sencillo pero efectivo, reflejando tanto la sencillez de las vacaciones en un paraíso tropical como el estado emocional de los personajes. Los trajes de baño y las ropas ligeras de los personajes se complementan con un atrezo que subraya la idea de un entorno exótico pero accesible. La escenografía de las locaciones también juega un papel crucial, ya que las vistas de la República Dominicana se convierten en una metáfora de la libertad y las posibilidades que se abren para los personajes.
La fotografía es una de las grandes fortalezas de la película. El director de fotografía sabe cómo capturar la belleza del paisaje tropical, pero lo hace de manera que refleja la quietud y la introspección de los personajes. Las tomas de los exteriores contrastan con los interiores íntimos de las casas, mostrando cómo, a pesar de la belleza del mundo que los rodea, los personajes no pueden escapar de sus propios dilemas internos.
En conclusión, Amanece en Samaná tiene un final que deja a los espectadores desconcertados y, para algunos, podría resultar incluso un tanto provocador. Después de toda la narrativa sobre las tensiones y relaciones entre las dos parejas heterosexuales, la película nos ofrece una escena final en la que la protagonista, tras despertar de un sueño, se encuentra con una nueva realidad. En este sueño, vemos a un niño pequeño nadando en una piscina y diciendo “Hola, mamá, ¿qué tal?”, lo que introduce la figura materna que aún no habíamos visto en la trama. De repente, aparece su pareja, pero no es el hombre con el que estaba, sino otra mujer, quien la besa y le pregunta si está bien. La protagonista responde afirmativamente, “Sí, todo muy bien”, y la escena se cierra con esta inesperada revelación de identidad sexual. Este giro en la trama podría interpretarse como una reflexión sobre los cambios y las transiciones que vivimos en nuestras relaciones, sobre cómo las personas pueden redefinir su identidad en cualquier momento. La película no nos da respuestas claras sobre si lo que sucedió con las dos parejas heterosexuales fue real o una fantasía, pero deja una sensación de libertad, cuestionando las estructuras tradicionales de pareja y la importancia de abrazar lo que realmente nos hace felices.
Este final se aleja de las convenciones y deja la puerta abierta a la interpretación del espectador. Tal vez sea una crítica al mundo moderno y su tendencia a la redefinición constante de lo que consideramos “normal”. La escena final refleja el concepto de “renacer” o “despertar”, no solo en el sentido físico, sino también emocional y sexual, dando a entender que las relaciones, las identidades y los deseos pueden cambiar, y que a veces, el sueño o la fantasía que construimos puede ser más real de lo que imaginamos. En definitiva, Amanece en Samaná es una película valiente que se arriesga a mostrar esas complejidades emocionales que no siempre son fáciles de digerir, pero que, en su desenlace, ofrecen una reflexión sobre la evolución personal y las formas de amor.
Lo mejor: Las interpretaciones de Luisa Mayol, que aportan mucha profundidad emocional, y el giro final, que, aunque desconcertante, deja una huella profunda.
Lo peor: El final podría no ser comprendido por todos los espectadores y dejar muchas preguntas sin respuesta.
Xabier Garzarain





Comentarios
Publicar un comentario