“Deadpool y Lobezno: Redención y Acción a Través del Tiempo”
Shawn Levy es un director cuyo recorrido ha sido tan variado como eficaz. Desde sus inicios en el ámbito televisivo con series para Disney Channel, pasando por su incursión en la comedia familiar con títulos como Noche en el museo (2006), hasta su salto al cine de acción con Free Guy (2021), Levy ha demostrado ser un cineasta capaz de equilibrar acción, comedia y emoción de una forma tan única como accesible. Su llegada al universo de Deadpool junto a Ryan Reynolds no parece alejada de su estilo, pero sí representa una nueva etapa en su carrera. A través de la colaboración con los guionistas de las entregas anteriores, Rhett Reese y Paul Wernick, y con la incorporación de personajes clave como Logan (Hugh Jackman), Levy sabe cómo mantener la esencia irreverente de la saga mientras añade su propio toque al subgénero de los superhéroes.
“Deadpool y Lobezno” continua la historia de Wade Wilson, el irreverente y sarcástico antihéroe, quien, tras sus viajes temporales previos, se enfrenta a nuevas amenazas que desafían su sentido del heroísmo y la responsabilidad. El ritmo de la película es frenético, con la típica agilidad de las películas de Deadpool, pero la adición de Logan introduce momentos de mayor reflexión y tensión dramática. Esta dualidad entre comedia y emoción se maneja de manera que no se percibe como una incoherencia narrativa, sino como un puente hacia nuevas aventuras más profundas para los personajes. La trama, que explora el viaje del héroe y su reconciliación con sus propios errores, está estructurada de forma que no solo se apoya en los chistes y la acción, sino también en un cuestionamiento del sacrificio personal y la amistad.
Ryan Reynolds vuelve a encarnar a Deadpool con la misma entrega y carisma que lo ha convertido en un personaje icónico. Su capacidad para mezclar comedia y dramatismo es esencial para el éxito de la película, y en esta entrega, se le ofrece una evolución que trasciende el chiste fácil. Hugh Jackman, por su parte, ofrece un regreso memorable como Wolverine. La química entre ambos actores es indiscutible, y aunque sus personajes son conocidos por su animosidad, en esta ocasión, la relación de camaradería, aunque áspera, está impregnada de una vulnerabilidad inédita. Emma Corrin, como Cassandra Nova, añade una villana intrigante, con una interpretación que saca a flote la complejidad de su personaje en lugar de ofrecer un estereotipo.
La película mantiene una fuerte conexión con el universo de los X-Men, pero también se destaca por sus guiños a la cultura pop y a otros referentes del cine de superhéroes, no sin cierta autocrítica. Si bien Deadpool siempre ha jugado con las convenciones del género, esta entrega, con su enfoque en los viajes en el tiempo, parece una respuesta a la saturación de narrativas de superhéroes que han explotado el concepto. Además, el regreso de personajes como Elektra y Gambit, junto con referencias a Blade y Human Torch, demuestra una clara influencia y admiración por los pilares del cine de cómic, pero también ofrece un punto de vista más inclusivo y expansivo.
El diseño de vestuario sigue la línea ya establecida en las películas anteriores de Deadpool, con trajes ajustados y un enfoque en la estética punk y antiheroica. Sin embargo, hay una mayor sofisticación en los trajes de los personajes más poderosos, como Cassandra Nova, cuyo vestuario resalta su aura de amenaza. El diseño de la ciudad y el set refleja el caos propio de los viajes en el tiempo, mientras que la atmósfera distópica que caracteriza algunos de los escenarios es un toque bien ejecutado en términos visuales.
La banda sonora, a cargo de Rob Simonsen, es un acierto, manteniendo la dinámica divertida pero también emocional. A lo largo de la película, la música se convierte en un personaje más, marcando el tono de cada escena. La fotografía de George Richmond aporta la tensión visual necesaria para equilibrar la acción desmesurada con los momentos más introspectivos. Las secuencias de lucha, aunque espectaculares, se filman con una claridad que permite al espectador disfrutar de los movimientos y coreografías sin perder detalle.
Un aspecto interesante del rodaje es la colaboración entre Levy y Reynolds, quienes han trabajado juntos anteriormente en Free Guy. La camaradería en el set entre ellos ha sido clave para dar forma a esta película, especialmente considerando que Reynolds, además de interpretar a Deadpool, también contribuyó al guion. Durante la filmación, se produjeron varias improvisaciones de diálogo, lo que enriqueció la película y dio lugar a momentos espontáneos que mantienen el tono fresco y auténtico que caracteriza a Deadpool.
“Deadpool y Lobezno” no es solo una continuación más en la franquicia de Deadpool, sino una obra que explora el sacrificio, la redención y la amistad en un contexto lleno de acción, comedia y emociones intensas. El director Shawn Levy aporta un equilibrio perfecto entre lo irreverente y lo dramático, mientras mantiene la esencia que ha convertido a Deadpool en una de las franquicias más originales y exitosas del cine de superhéroes. A través de sus personajes, el director nos invita a reflexionar sobre las decisiones que tomamos y las consecuencias que éstas pueden tener en nuestras vidas, todo ello envuelto en una trama llena de acción y giros inesperados. Al final, la película transmite un mensaje de que, aunque no todo tiene solución, la verdadera fuerza radica en afrontar nuestros errores y seguir adelante, aprendiendo de ellos.
Xabier Garzarain


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