“El llanto” la búsqueda de la verdad.

 Pedro Martín-Calero, un director que empieza a forjar su identidad en el panorama del cine español, se presenta con “El llanto” (2023), una obra que se adentra en la angustia psicológica y el terror de lo desconocido. Su trayectoria previa, que incluye “El río que lleva” (2016) y “La memoria del aire” (2019), revela un interés por explorar emociones intensas y relaciones humanas complejas. En esta nueva película, coescrita junto a Isabel Peña Martín, Martín-Calero logra una atmósfera inquietante que evoca el horror psicológico, llevando su visión narrativa a un nuevo nivel. Peña, una guionista aclamada, ha trabajado en proyectos significativos como “El reino” (2018) y “Madre” (2019) de Rodrigo Sorogoyen, consolidándose como una voz potente en el cine español contemporáneo. Su habilidad para desarrollar personajes multidimensionales y narrativas intrigantes se refleja en “El llanto”, donde la angustia y la lucha interna de las protagonistas son el motor de la historia.



La película se desarrolla con un ritmo deliberado y envolvente que permite al espectador adentrarse en la mente de sus protagonistas. La historia gira en torno a Andrea (Ester Expósito), quien empieza a escuchar un llanto que solo ella percibe, un fenómeno que la conecta con Marie (Mathilde Ollivier), quien vivió una experiencia similar años atrás, y con Camila (Malena Villa), la única que les creyó. Esta construcción narrativa juega con la idea de la percepción subjetiva de la realidad y la soledad que siente cada una de las mujeres en su lucha contra lo inexplicable.



El guion, que mezcla elementos de horror 

Con psicológico con un trasfondo emocional, presenta un conflicto central: la búsqueda de comprensión en un mundo que tiende a desestimar el dolor ajeno. La relación entre las tres mujeres se convierte en el corazón de la trama, creando una dinámica de apoyo mutuo y vulnerabilidad que se entrelaza con la manifestación del llanto, un símbolo de sus miedos y traumas compartidos.


Las actuaciones son uno de los pilares fundamentales de “El llanto”. Ester Expósito, como Andrea, aporta una intensidad emocional que permite a la audiencia conectar con su angustia y confusión. Mathilde Ollivier y Malena Villa complementan esta energía con interpretaciones igualmente conmovedoras. La química entre las tres actrices es palpable, lo que permite que el espectador se involucre profundamente en su historia. Cada personaje representa una faceta de la experiencia femenina frente a la incomprensión y la lucha contra las fuerzas que las oprimen.


La película puede compararse con otros filmes de terror psicológico, como “Hereditary” de Ari Aster, que también explora el dolor familiar y la incapacidad de los personajes para afrontar su pasado. Similar a “La cabaña en el bosque”, “El llanto” utiliza elementos de horror para poner de manifiesto la fragilidad humana y los vínculos emocionales. En el contexto del cine contemporáneo, se alinea con obras que abordan el terror desde una perspectiva introspectiva y psicológica, dejando al espectador con una sensación de inquietud que trasciende lo sobrenatural.


El vestuario, diseñado por Luciana Kohn, refuerza la atmósfera de la película, aportando un sentido de realismo y, al mismo tiempo, una intencionalidad profunda. Los colores apagados y las texturas de la vestimenta de las protagonistas reflejan su estado emocional y la opresión que sienten en su entorno. El atrezo y los espacios están cuidadosamente construidos para evocar una sensación de claustrofobia y vulnerabilidad, elementos que acentúan la tensión narrativa.


La música de Olivier Arson es otro de los grandes aciertos de “El llanto”. La banda sonora se convierte en un personaje más, un susurro que acompaña el llanto y el dolor de las protagonistas. La elección de notas melancólicas y sonidos inquietantes crea una atmósfera que resuena con la angustia de las mujeres, mientras que la fotografía de José Tirado captura con maestría los contrastes de luz y sombra, reflejando el conflicto interno de los personajes. Las tomas cercanas permiten al espectador sentir la intimidad y el sufrimiento de Andrea, Marie y Camila, sumergiéndolos en su mundo.


En “El llanto”, Pedro Martín-Calero nos invita a confrontar el terror que habita en lo cotidiano y a cuestionar nuestra percepción de la realidad. A través de la historia de Andrea, Marie y Camila, la película plantea preguntas sobre la validez de las experiencias de las mujeres y la importancia de ser escuchadas en un mundo que a menudo ignora sus luchas. En palabras de la filósofa Simone de Beauvoir, “No se nace mujer: se llega a serlo”. El llanto se convierte en un símbolo de resistencia y conexión, un recordatorio de que el dolor compartido puede ser el primer paso hacia la sanación.


Al final, “El llanto” no solo es un viaje aterrador, sino también una reflexión profunda sobre la solidaridad y la búsqueda de la verdad en medio del caos emocional. En su esencia, la película sugiere que aunque el llanto puede parecer un signo de debilidad, en realidad puede ser un grito de lucha y un llamado a la conexión en la oscuridad.


Xabier Garzarain






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