“Joker: Folie à Deux” Amor y Caos,

Todd Phillips regresa a la mente perturbadora de Arthur Fleck con “Joker: Folie à Deux”, una secuela que, al igual que su predecesora, no solo continúa la historia de un personaje emblemático, sino que profundiza en los dilemas psicológicos y existenciales que lo rodean. Phillips, reconocido por su habilidad para mezclar comedia y drama, ha estado en el ojo público desde su trabajo en “Old School” (2003) y “The Hangover” (2009), una trilogía que redefinió las comedias de amigos en la década de 2010. Sin embargo, su incursión en el género dramático con “Joker” (2019) representó un giro notable en su carrera, estableciendo un nuevo estándar para las adaptaciones de cómics. Con “Folie à Deux”, el director expande su visión, entrelazando la narrativa con elementos musicales y una exploración más profunda de la identidad y el amor en medio del caos.



La trama nos presenta a Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), ahora recluido en Arkham y lidiando con las consecuencias de su transformación en el Joker. La secuela no solo se enfoca en su doble vida, sino que introduce a Harley Quinn (Lady Gaga), quien se convierte en un faro de amor y caos en su vida. Esta relación, marcada por la complejidad y la intensidad emocional, es un reflejo del famoso “síndrome de Bonnie y Clyde”, donde la locura y el amor se entrelazan. La película, en su título, evoca una dualidad que es central a la experiencia de sus protagonistas: la locura compartida en un mundo que los rechaza.



El ritmo de “Joker: Folie à Deux” es deliberadamente pausado y contemplativo, un contraste con las explosiones de violencia que caracterizan a muchas adaptaciones de superhéroes. Esta cadencia permite al espectador sumergirse en la mente de Arthur y en sus tormentos internos, así como en la química palpable entre él y Harley. La dirección de Phillips se siente más como un ballet de emociones, donde cada paso, cada suspiro, tiene un peso específico, evocando obras como “Réquiem por un sueño” de Darren Aronofsky, que también trata sobre la espiral descendente de un individuo.


Las interpretaciones de Phoenix y Gaga son, sin lugar a dudas, el corazón de la película. Joaquin Phoenix vuelve a encarnar al Joker con una vulnerabilidad y locura inquietantes, mientras que Lady Gaga aporta un dinamismo y una autenticidad que elevan la figura de Harley Quinn a un nuevo nivel. Su interpretación no solo es una representación de amor, sino también de complicidad y manipulación, creando una relación tóxica que refleja la dualidad de sus personajes. El elenco secundario, incluyendo a Brendan Gleeson y Catherine Keener, también ofrece actuaciones sólidas que añaden capas a la narrativa, presentando a personajes que, aunque breves, dejan una huella significativa en la historia.



El vestuario, diseñado por Arianne Phillips, juega un papel crucial en la construcción de la identidad de los personajes. A través de una paleta de colores vibrantes y estilos cuidadosamente elegidos, el vestuario refleja la locura y la belleza del mundo de Arthur y Harley. Desde los trajes desaliñados de Arthur hasta los atuendos glamorosos de Harley, cada prenda cuenta una historia, resonando con el caos emocional que los rodea.


La música, compuesta por Hildur Guðnadóttir, es un componente esencial en la atmósfera de la película. Con su obra anterior en “Joker” siendo aclamada, su trabajo aquí combina elementos orquestales con momentos de improvisación que reflejan la tumultuosa psique de Arthur. La música no solo acompaña las imágenes, sino que se convierte en un personaje en sí misma, intensificando los momentos de angustia y revelación a lo largo de la narrativa. Las secuencias musicales, que contrastan con la violencia de las escenas, evocan una sensación de belleza trágica, como si la música intentara proporcionar un respiro en medio de la tormenta.



La fotografía, dirigida por Lawrence Sher, utiliza una paleta de tonos sombríos, creando una atmósfera opresiva que refleja el estado mental de Arthur. Las tomas en espacios cerrados, los juegos de luz y sombra, y la elección de encuadres cuidadosamente compuestos refuerzan la sensación de claustrofobia emocional. La cinematografía se convierte en un espejo de la tormenta interna de Arthur, guiando al espectador a través de su mundo distorsionado y sus luchas personales.


En conclusión, “Joker: Folie à Deux” es una exploración rica y compleja del amor, la locura y la identidad. Todd Phillips no solo presenta una secuela digna, sino que amplía la narrativa original al profundizar en los aspectos más oscuros y hermosos de la existencia humana. El mensaje que emerge de esta obra es claro: incluso en la locura más absoluta, el amor puede surgir de los escombros, pero también puede ser un viaje hacia la autodestrucción. La película invita al espectador a reflexionar sobre la delgada línea entre la cordura y la locura, mostrando que, en este mundo caótico, todos buscamos una conexión, aunque esa búsqueda a menudo nos lleve a lugares oscuros y peligrosos.


Xabier Garzarain






Comentarios

Entradas populares de este blog

“Sirat”: un puente invisible entre la pérdida y el misterio.

“Emilia Pérez: Transformación y poder en un juego entre el crimen y la identidad”

“La Sustancia”: Jo que noche.