“Lumière!, L’aventure continue es una oda al origen del cine”
El cine, en su origen, fue pura fascinación por el movimiento y la posibilidad de capturar la realidad en imágenes. Lumière!, L’aventure continue, la segunda entrega de Thierry Frémaux sobre el legado de los hermanos Lumière, nos sumerge en el génesis de esa magia, donde la invención del cine y su impacto se desplegaban ante nuestros ojos. Al igual que su predecesora, Lumière! Comienza la aventura, este documental restaurado y cuidadosamente narrado subraya la trascendencia de estos pioneros del séptimo arte, invitándonos a una reflexión profunda sobre el nacimiento del cine.
El ritmo del filme se caracteriza por su cadencia pausada y meditativa. Con una duración de 103 minutos, la película no es un relato convencional, sino una invitación a redescubrir los orígenes del cine a través de las imágenes restauradas y comentadas por Frémaux. La narrativa no sigue un arco tradicional, sino que se despliega mediante una secuencia de fragmentos cuidadosamente seleccionados de más de un centenar de las películas de los Lumière, todas restauradas con la máxima fidelidad. A lo largo del metraje, Frémaux elige mantener un tono cercano y didáctico, proporcionando un contexto histórico mientras destaca detalles sobre la puesta en escena, las técnicas pioneras y la humanidad que las primeras películas nos revelan.
La trama, si bien no sigue una narrativa lineal, se articula como una celebración del cine primigenio, con una exploración de las primeras piezas cinematográficas que, aunque aparentemente simples, poseen una complejidad visual y técnica que hoy en día es difícil de imaginar. Los Lumière no solo registraban el movimiento; lo contaban, lo transformaban en arte. La película nos recuerda que el cine no comenzó como una mera herramienta de observación, sino como una forma de expresión artística. Frémaux subraya que los Lumière no solo eran técnicos, sino también artistas que, sin saberlo, sentaron las bases de lo que sería la futura evolución del cine.
La interpretación de los personajes es, evidentemente, más simbólica que dramática. Frémaux, en su papel de narrador y guía, asume una postura académica que nunca interrumpe la pureza de las imágenes restauradas. La presencia de figuras como Martin Scorsese en el documental ofrece una visión contemporánea del legado Lumière, destacando la importancia de esos primeros momentos en la historia del cine. Las reflexiones de cineastas y expertos actúan como un puente entre el pasado y el presente, conectando los primeros experimentos cinematográficos con las posibilidades infinitas que el cine ha explorado hasta hoy.
En cuanto al vestuario y el atrezo, el foco no está en recrear el contexto de las películas, sino en destacar la pureza y la simplicidad del propio acto de filmar. La escenografía, a pesar de ser sencilla, tiene un valor histórico, pues al observar las primeras películas de los Lumière podemos ver cómo, desde sus primeras composiciones, había una intención consciente de creación estética.
La música de Lumière!, L’aventure continue es fundamental para su atmósfera, y la elección de una composición de Camille Saint-Saëns se alinea con la elegancia de la época, sugiriendo la sensación de un cine de otra era. La música respira junto a las imágenes, marcando el ritmo del filme y acentuando la atmósfera nostálgica y celebratoria que Frémaux busca transmitir.
La fotografía, por su parte, es un homenaje visual a la luz, el encuadre y el movimiento. A través de la restauración digital en 4K, las imágenes de las primeras películas de los Lumière se presentan en una nitidez inusitada, mostrando la belleza de lo que alguna vez fue un registro primitivo y ahora se ve como una obra maestra. Las imágenes son tan encantadoras como reveladoras: escenas cotidianas, pero cargadas de una poética inesperada, como la mirada de una hoja moviéndose por el viento o el humo que flota en un cuadro. Estas imágenes, tan sencillas y a la vez tan complejas, definen el espíritu de un cine que todavía tiene mucho que enseñarnos.
El documental también es rico en anécdotas del rodaje. Frémaux comparte historias sobre el proceso de restauración y conservación de estas películas, la interacción con los archivos originales y la admiración por la meticulosidad con la que los Lumière capturaron la esencia del mundo. La película, por tanto, no es solo una mirada al pasado, sino también una reflexión sobre la preservación del patrimonio cinematográfico.
Lumière!, L’aventure continue es una oda al origen del cine, y al mismo tiempo, una invitación a reconsiderar cómo entendemos el pasado de esta forma de arte. El director Thierry Frémaux nos ofrece una lección sobre la importancia de volver a las raíces para comprender y, a su vez, redescubrir lo que constituye la esencia del cine. Nos invita a reflexionar sobre la pureza del medio, sobre las posibilidades artísticas que los Lumière supieron ver en lo que muchos podrían haber considerado simples experimentos técnicos. El mensaje final del director es claro: el cine no es solo una industria o una forma de entretenimiento, sino una ventana a la realidad, un arte que sigue siendo tan relevante hoy como en sus orígenes.
Xabier Garzarain


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