“REAS: La cárcel de las emociones y la verdad”

“REAS”, dirigida por Lola Arias, presenta un elenco compuesto en gran parte por personas que recrean sus propias historias dentro de una prisión en Buenos Aires. Esto convierte a las interpretaciones en algo más que un simple ejercicio actoral: son actos de autoexploración y catarsis. La película se adentra en un terreno híbrido entre la ficción y el documental, en el que los personajes, en su mayoría reclusos reales, no sólo interpretan sus experiencias, sino que también las reimaginan a través del filtro del teatro y la performance.


Yoseli, interpretada por (Yoseli Arias) ofrece una actuación que resuena con autenticidad. Su tatuaje de la Torre Eiffel simboliza sus aspiraciones, truncadas por un sistema que la aprisiona, tanto física como metafóricamente. La naturalidad de su interpretación, en la que a veces parece que no está actuando sino simplemente compartiendo su vida, proporciona una textura íntima y poderosa a la película.


Nacho, un hombre trans que también se interpreta a sí mismo, añade una capa adicional de complejidad a la narrativa con su historia de estafa y su pasión por la música. La formación de una banda de rock en la cárcel es su forma de resistencia, y sus actuaciones musicales dentro del film actúan como catalizadores emocionales, rompiendo la monotonía de la vida carcelaria.


Las actuaciones son tan sinceras y vívidas que es difícil olvidar que muchos de estos actores no son profesionales; sus interpretaciones emergen de la experiencia vivida, lo que añade una intensidad palpable.


La trama de “REAS”se construye a partir de fragmentos de las vidas de los prisioneros, con un enfoque narrativo que no sigue un arco convencional. La película no tiene un objetivo narrativo claro, lo cual es deliberado, ya que el foco está en el día a día de los reclusos y en la naturaleza performativa de sus vidas en prisión. “REAS”toma la forma de un musical híbrido donde la realidad se entrelaza con la ficción, lo que subraya la idea de que la vida misma, especialmente en el contexto de una prisión, es una actuación constante.


El ritmo de la película refleja la cotidianidad y la repetitividad de la vida dentro de una prisión. A través de pausas prolongadas, canciones y escenas coreografiadas, Arias crea un espacio de reflexión, dando al espectador tiempo para asimilar las experiencias de los reclusos. A diferencia de muchos dramas carcelarios que se basan en la tensión constante o el conflicto físico, Reas se toma su tiempo para explorar la dimensión emocional e interior de sus personajes.


Las transiciones entre la vida real y los momentos performativos son fluidas, con escenas musicales que no sólo actúan como rupturas narrativas, sino también como momentos de escape emocional para los prisioneros. El ritmo puede parecer pausado o contemplativo en algunos puntos, pero esto es intencional, alineado con el enfoque lírico y artístico que Arias imprime en la película.


El vestuario en “REAS”es un elemento clave para enfatizar la identidad de los personajes. Dentro del espacio carcelario, los prisioneros llevan el uniforme típico de la prisión, que uniforma sus cuerpos y suprime su individualidad. Sin embargo, en los momentos performativos y musicales, cada personaje adopta una estética visual propia. El vestuario de Nacho, por ejemplo, durante sus actuaciones musicales, refleja una estética de rock, lo que lo convierte en un símbolo de resistencia y autoafirmación dentro del espacio de reclusión.


Yoseli, por su parte, se muestra con ropa que refleja tanto su feminidad como su dureza. A través de sus elecciones de vestuario, Arias enfatiza las tensiones entre la identidad que los reclusos desean proyectar y la identidad que les es impuesta por el sistema penitenciario. Los momentos en los que los personajes logran despojarse de sus uniformes para vestirse según sus preferencias personales se convierten en pequeños actos de libertad y resistencia.


La música es el corazón de “REAS”.No es un simple acompañamiento de la narrativa, sino que forma parte intrínseca de la historia. Al tratarse de un musical híbrido, las canciones no son meras interrupciones del relato, sino que emergen como expresiones naturales de los personajes. La banda de rock que Nacho forma dentro de la prisión es un reflejo directo de su lucha por encontrar un sentido de identidad y comunidad en un espacio que busca homogeneizar y controlar.


Cada número musical está cargado de emociones, y la música varía en estilo, desde el rock hasta el tango y la cumbia, reflejando la diversidad de los reclusos. Estos momentos musicales también ofrecen un respiro, no sólo para los personajes, sino también para el espectador, al permitir que la narrativa rígida de la prisión se disuelva temporalmente en algo más lúdico y expansivo. La música, en este caso, es una herramienta de escapismo, pero también de autoafirmación.


Arias utiliza las canciones para explorar los temas de la película de manera más visceral. Los números musicales suelen hablar de la libertad perdida, el arrepentimiento, y los sueños rotos, pero también de la resistencia y la identidad. Esto le otorga a la película un tono emocionalmente profundo y multifacético.


“REAS”se inscribe dentro del cine carcelario, pero lo hace desde una perspectiva completamente diferente a la que estamos acostumbrados. En lugar de enfocarse en la violencia, el poder o los conflictos dentro de la cárcel, como ocurre en películas más convencionales como “Un profeta”(2009) o “Celda 211”(2009), Arias opta por explorar la dimensión emocional y performativa de la vida en prisión.


La película puede compararse con “The Work”(2017), un documental sobre terapias grupales en prisiones de máxima seguridad, donde los internos enfrentan sus traumas y conflictos internos. Sin embargo, “REAS”va más allá al fusionar el teatro, la música y la realidad en una especie de documental-ficción que rompe las barreras entre lo vivido y lo recreado.


En el cine latinoamericano, hay ecos de “Los Olvidados”(1950) de Luis Buñuel, donde se retrata la marginalización y la desesperanza de las clases más oprimidas. “REAS”también se posiciona junto a obras contemporáneas como “La Cordillera de los Sueños”2019) de Patricio Guzmán, en su forma de mezclar el documental y la ficción para explorar temáticas de libertad, identidad y opresión.


Lola Arias ha construido una obra profundamente reflexiva sobre la identidad, la libertad y el poder de la autoexpresión. A través de un enfoque híbrido que mezcla realidad y ficción, la directora logra iluminar las vidas de aquellos que suelen ser invisibilizados, no sólo como reclusos, sino como individuos con sueños, pasiones y un deseo insaciable de conexión.


El mensaje de “REAS”parece girar en torno a la idea de que, aunque el sistema carcelario busca suprimir la individualidad y controlar a los reclusos, siempre habrá espacios —ya sean físicos o emocionales— donde las personas encontrarán formas de resistir y expresarse. La cárcel, en este sentido, se convierte en un microcosmos de la sociedad más amplia, donde las restricciones físicas no pueden anular por completo el impulso humano de vivir, crear y resistir.


“REAS”es una película única y arriesgada que utiliza la cárcel no como un lugar de castigo físico, sino como un espacio de exploración emocional y performativa. A través de la música, el teatro y las interpretaciones de los propios reclusos, Arias crea una obra profundamente humana que resuena más allá de las rejas. Es una meditación sobre la identidad y la libertad, donde los personajes, aunque encerrados, encuentran formas de existir y resistir en su propio lenguaje. “REAS”es un canto a la resistencia humana y una celebración del poder transformador del arte.


Xabier Garzarain 




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