“The Last Showgirl Standing”

 “The Last Showgirl”dirigida por Gia Coppola

La protagonista Shelley, una bailarina veterana que afronta el final de su carrera, está interpretada por( Pamela Anderson)con gran sensibilidad. Su actuación destaca al transmitir el desgaste físico y emocional de alguien que ha dedicado tres décadas a una profesión tan exigente. La relación con su hija,Hanna interpretada por (Billie Lourd) es  uno de los pilares emocionales de la película, y ambas actrices logran capturar la tensión y el dolor de los años de distancia. La protagonista navega entre el anhelo de seguir siendo relevante en su carrera y la necesidad de reconstruir la relación con su hija, ofreciendo una actuación que resulta tan vulnerable como poderosa. Jamie Lee Curtis, interpreta al personaje de Annette, una antigua corista que ahora trabaja como camarera de cócteles. Annette solía actuar junto a Shelley, la protagonista de la película, en un espectáculo de Las Vegas llamado “Le Razzle Dazzle”Mientras Shelley se enfrenta al final de su carrera de 30 años, Annette ofrece una visión contrastada de lo que puede llegar a ser la vida cuando se apagan los focos. Curtis describió su personaje como cercano y representativo de la dura realidad a la que se enfrentan muchas mujeres, sobre todo en una industria como la del espectáculo.



Con un metraje relativamente corto (86 minutos), el ritmo de la película es pausado pero nunca llega a ser lento. Gia Coppola elige un enfoque más introspectivo, permitiendo que el espectador se sumerja en el conflicto interno de la protagonista sin recurrir a excesos narrativos. Aunque algunas escenas podrían percibirse como lentas, esto refuerza el tono reflexivo y melancólico de la trama.


El vestuario en “The Last Showgirl”es fundamental para contar la historia. Los trajes de bailarina desgastados y los vestidos de la protagonista fuera del escenario reflejan el paso del tiempo y la transición de su vida. Su vestimenta en la vida cotidiana es modesta, casi invisible, en contraste con la extravagancia que vivió en el escenario. Esta dicotomía visual enfatiza el conflicto entre la figura pública de la showgirl y su vida personal.


La trama es sencilla pero efectiva, enfocándose en los dilemas de una mujer que se enfrenta al final de su carrera y las consecuencias emocionales de haber dedicado tanto tiempo a ella. La tensión entre su vida profesional y personal se desarrolla con naturalidad, sin recurrir a grandes giros dramáticos, lo que hace que el drama se sienta íntimo y cercano. La historia de una madre que busca reparar su relación con su hija es universal, pero aquí se explora con la particularidad del mundo del espectáculo como telón de fondo.


Aunque la película se centra en un drama serio, hay momentos de humor sutil que alivian la carga emocional. Estos surgen principalmente de interacciones cotidianas y de la protagonista enfrentándose a situaciones de la vida fuera del espectáculo, como adaptarse a un mundo en el que ya no es la estrella. El humor es más irónico que cómico, y proporciona un respiro en medio de la introspección.


“The Last Showgirl”recuerda a otras películas que exploran el ocaso de una carrera artística, como “All That Jazz”o “Black Swan”,aunque con un enfoque menos dramático y más personal. A diferencia de estos ejemplos, Coppola opta por una representación más tranquila y humana, evitando el sensacionalismo. También tiene ecos de “The Wrestler”de Darren Aronofsky, en cuanto a la lucha de una figura del espectáculo enfrentándose al inevitable final de su carrera, aunque con menos desesperación.


La ambientación de la película, tanto en los escenarios del espectáculo como en la vida cotidiana de la protagonista, está diseñada para resaltar el contraste entre su antigua vida y su nueva realidad. Los espacios cerrados y los escenarios vacíos son simbólicos de una vida que ha perdido su propósito. Coppola utiliza luces tenues y sombras para reforzar este sentimiento de ocaso y transición.


La película está bien construida en términos de narrativa y estilo visual. Gia Coppola se enfoca en crear una experiencia emocional y visual que refleje la introspección de la protagonista. El guion es contenido, con diálogos escasos pero efectivos, lo que permite que las actuaciones y la dirección visual tomen protagonismo. La edición se siente fluida y acompaña el ritmo natural de la historia, sin prisas, pero tampoco con dilaciones innecesarias.


El mensaje principal de “The Last Showgirl”parece ser la inevitabilidad del cambio y la necesidad de encontrar nuevas formas de definir el éxito y la satisfacción personal. Gia Coppola propone una reflexión sobre cómo el fin de una carrera no tiene que ser el fin de la relevancia, sino una oportunidad para redescubrirse. En última instancia, la película habla de la reconciliación, tanto con uno mismo como con aquellos que importan.


Xabier Garzarain 




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