“Una ballena”:Ecos del Abismo.
Hernando muestra su habilidad para crear una narrativa compleja y visualmente cautivadora. A través de una trama intrigante y un elenco destacado, la película se presenta como un estudio sobre la identidad y la conexión entre el ser humano y el mundo que lo rodea.
El ritmo de Una ballena es deliberado, lo que permite a los espectadores sumergirse en la atmósfera tensa y misteriosa de la película. La historia gira en torno a Ingrid, una asesina implacable cuya habilidad para infiltrarse y desaparecer la convierte en un recurso valioso para Melville, interpretado por Ramón Barea, un contrabandista. La trama se entrelaza con elementos fantásticos, ya que el poder de Ingrid proviene de un mundo habitado por criaturas, lo que añade una capa de complejidad y cuestiona su humanidad a medida que avanza la
Ingrid García Jonsson ofrece una interpretación impactante de Ingrid, capturando tanto su destreza como asesina como la carga emocional de su conexión con lo sobrenatural. Su transformación a lo largo de la película se siente auténtica y desgarradora, destacando la lucha interna entre su poder y su humanidad. Ramón Barea, Asier Tartás y Kepa Errasti complementan el reparto con actuaciones sólidas que enriquecen el desarrollo de los personajes y añaden profundidad a la dinámica entre ellos.
En cuanto a su relación con el género, Una ballena evoca reminiscencias de películas como “La piel que habito” de Pedro Almodóvar y “El orfanato” de J.A. Bayona, donde el horror y lo fantástico se entrelazan con el drama humano. Sin embargo, Hernando se distingue al abordar temas de identidad y conexión con el mar de una manera que recuerda a obras contemporáneas, como “Midsommar” de Ari Aster, donde la conexión con lo natural se convierte en un elemento vital en la narrativa.
El atrezo y vestuario juegan un papel crucial en la construcción del mundo de Una ballena. La elección de elementos visuales que evocan el mar y la naturaleza refuerza la conexión de Ingrid con su entorno. El vestuario de Ingrid es especialmente significativo, combinando aspectos modernos con elementos que sugieren su conexión con lo mítico, lo que contribuye a su complejidad como personaje.
La música, compuesta por el colaborador habitual de Hernando, acompaña la narrativa de manera sutil pero efectiva, creando una atmósfera que refuerza el tono de misterio y melancolía. La fotografía, con su enfoque en los contrastes entre la oscuridad y la luz, se convierte en un personaje en sí misma, reflejando las emociones de los protagonistas y el entorno en el que se desenvuelven.
Durante el rodaje, el equipo se enfrentó a desafíos únicos debido a las condiciones del entorno, lo que contribuyó a la autenticidad de la representación del mar como un elemento vital en la historia. Hernando ha mencionado en entrevistas que la película se inspiró en su fascinación por el mar y sus mitologías, lo que le llevó a crear un mundo donde lo sobrenatural y lo cotidiano coexisten.
En resumen, Una ballena es una obra audaz que desafía las convenciones del cine contemporáneo. Hernando utiliza la figura de Ingrid para explorar temas de identidad, poder y la lucha entre lo humano y lo sobrenatural. A través de una narrativa visualmente rica y actuaciones destacadas, la película invita a la audiencia a reflexionar sobre la conexión entre el individuo y su entorno, así como sobre las sombras que pueden surgir de la búsqueda de poder. El mensaje subyacente resuena con la necesidad de entender y aceptar nuestra propia humanidad, a pesar de las tentaciones del poder y la invisibilidad que a menudo enfrentamos en la vida.
Xabier Garzarain





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