“¿Quién es quién? El enredo que nos enseña a comprendernos más allá de las apariencias”

 ¿Quién es quién?, la nueva comedia familiar dirigida por Martín Cuervo, llega con una propuesta fresca y entretenida que, bajo su capa de enredo y caos, no esconde una reflexión más profunda sobre la familia, la comunicación y el entendimiento mutuo. Para comprender la envergadura de esta película, es necesario sumergirse en la trayectoria de su director, Martín Cuervo, cuya carrera ha tenido un notable desarrollo, marcando una evolución significativa en su enfoque cinematográfico.


Desde sus primeros trabajos, Cuervo se ha destacado por su habilidad para navegar entre el drama y la comedia, sin perder de vista la humanidad de sus personajes. Su ópera prima, Lo contrario al amor(2017), ya apuntaba a un director capaz de fusionar comedia y emociones profundas, mientras que en ¿Quién es quién? consigue evolucionar en su manejo de la comedia familiar, centrándose en el caos y el humor absurdo pero también en un mensaje que toca las fibras de la familia y la convivencia. A lo largo de su carrera, Cuervo ha demostrado tener un estilo muy característico, con un ritmo narrativo ágil y un sentido del humor que sabe equilibrar perfectamente el gag con la reflexión.


¿Quién es quién? sigue la historia de los Fuentes, una familia que, como muchas otras, está atrapada en la rutina y la falta de comunicación. Todo cambia cuando la pequeña Valentina pide un deseo en su noveno cumpleaños: al día siguiente, los miembros de la familia se despiertan con el cuerpo de otro. Este giro surrealista sirve como desencadenante de una serie de situaciones absurdas, pero también de momentos introspectivos donde los personajes deben enfrentarse a sus propios deseos, frustraciones y, sobre todo, a la falta de entendimiento que los ha distanciado.



El ritmo de la película se mantiene vertiginoso, casi como un carrusel de situaciones caóticas que se suceden con rapidez, sin dar tiempo para respirar. Cuervo sabe cómo aprovechar la premisa fantástica y sacarle el máximo provecho, llenando cada escena con gags visuales y situaciones absurdas. Sin embargo, es en esos momentos de pausa, cuando los personajes se encuentran en sus nuevos cuerpos y reflexionan sobre sus vidas, donde el ritmo se suaviza, permitiendo que el espectador se conecte emocionalmente con ellos. Este equilibrio entre la comedia más física y los momentos más delicados es uno de los grandes logros de la película, que nunca pierde de vista su mensaje de fondo: la importancia de la familia y la comunicación.


La trama, si bien parece a primera vista una simple comedia de enredo, tiene un trasfondo mucho más profundo. Los Fuentes no son solo una familia común; son un reflejo de muchas familias modernas atrapadas en la rutina, en la falta de tiempo y en la incapacidad de realmente conectarse los unos con los otros. A través del intercambio de cuerpos, Cuervo plantea una metáfora poderosa sobre la empatía, la comprensión y el deseo de encontrarse a uno mismo a través de los demás. La película no solo trata de los cambios físicos, sino de los psicológicos, de cómo nuestra visión de los demás se ve alterada cuando realmente nos vemos en sus zapatos, literalmente.


Uno de los aspectos más destacados de ¿Quién es quién? es la interpretación de su elenco. En particular, Elena Irureta brilla con una naturalidad que hace que, incluso en las situaciones más absurdas, su personaje se sienta genuino. La actriz vasca, conocida por su capacidad para dar vida a personajes entrañables y llenos de humanidad, logra que su personaje, atrapado en el cuerpo de su hija, se convierta en uno de los pilares emocionales de la película. Irureta no solo aporta el toque cómico necesario para las situaciones absurdas, sino que también da una lección de contención emocional, mostrando la vulnerabilidad de su personaje de forma sutil y efectiva. Su química con el resto del elenco es palpable, y su habilidad para alternar entre la comedia física y los momentos más introspectivos la convierte en una de las grandes estrellas de la película.


A su lado, Kira Miró y Salva Reina también ofrecen interpretaciones sólidas. Miró, como la hija atrapada en el cuerpo de su madre, aporta una energía divertida y juvenil, mientras que Reina se convierte en el perfecto complemento cómico con su caracterización de un padre atrapado en el cuerpo de la madre. El elenco, en su totalidad, logra construir una familia que, aunque desordenada y caótica, tiene una fuerza emocional que le da profundidad a la historia.


La fotografía de ¿Quién es quién? es eficiente sin ser pretenciosa. En un filme que depende tanto de la comedia física, la dirección de arte y la fotografía se combinan para crear escenarios que resaltan el desorden y la confusión, con tomas que a menudo subrayan el contraste entre los cuerpos cambiados y las reacciones de los personajes. El vestuario también juega un papel clave, especialmente en las escenas donde los personajes tienen que enfrentarse a sus nuevos cuerpos. La elección de ropa resalta la identidad de cada uno, permitiendo que el espectador reconozca a los personajes incluso cuando sus cuerpos cambian.



El atrezo, por otro lado, aporta un toque de familiaridad, con objetos cotidianos que añaden realismo al caos de la historia. Las casas y espacios están cuidadosamente diseñados para reflejar la rutina y el desgaste de la vida familiar moderna, lo que hace que el giro fantástico de la película se sienta aún más surrealista.


En cuanto a la música, la banda sonora acompaña a la perfección el tono de la película. Las composiciones, a menudo juguetonas y ligeras, refuerzan las escenas cómicas sin caer en la exageración, mientras que en los momentos más dramáticos, la música se convierte en un recurso que potencia la emoción y la introspección. La dirección musical logra resaltar las diferentes capas emocionales de la historia, haciendo que la comedia y el drama se fundan con fluidez.


A lo largo de ¿Quién es quién?, Cuervo se permite rendir homenaje a películas similares del mismo género, como Freaky Friday y Cambio de cuerpo, pero lo hace de una manera que se siente fresca y personal. Al igual que en esas películas, el intercambio de cuerpos es la excusa perfecta para explorar las diferencias y similitudes entre los personajes, pero Cuervo añade una capa más profunda al enfocarse en la desconexión emocional dentro de la familia y la importancia de la empatía. Esta película va más allá del simple gag, y nos ofrece una reflexión sobre cómo las experiencias compartidas pueden acercarnos a los demás.


El mensaje final que Cuervo quiere transmitir es claro: la comunicación es la base de cualquier relación, y cuando somos capaces de ver el mundo a través de los ojos de los demás, somos más capaces de entendernos y acercarnos. La familia, aunque imperfecta y llena de malentendidos, siempre tiene la capacidad de regenerarse y encontrar el camino de vuelta hacia la conexión emocional.


En conclusión, ¿Quién es quién? es una comedia familiar que, a través de su enredo absurdo, nos invita a reflexionar sobre la importancia de las relaciones humanas, la empatía y la capacidad de ver más allá de nuestras propias perspectivas. Martín Cuervo, con su estilo ágil y directo, consigue mezclar la risa con la reflexión de una manera que pocas películas logran hacer. La interpretación de Elena Irureta, una vez más, se erige como uno de los pilares de la película, dándole a su personaje una humanidad y una profundidad que trascienden el simple enredo cómico. Con una puesta en escena brillante, un guion que sabe cuándo tocar la fibra emocional y un elenco comprometido, ¿Quién es quién? se convierte en una comedia familiar que, aunque ligera en su superficie, tiene un corazón que late fuerte debajo de su caos.



En el corazón de ¿Quién es quién? late una poderosa reflexión que Martín Cuervo no deja de transmitir con sutileza y humanidad: el verdadero entendimiento entre las personas solo se alcanza cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro. A través del intercambio de cuerpos, Cuervo nos recuerda que la empatía no es algo que se pueda forzar, sino algo que surge cuando nos enfrentamos a las realidades y vulnerabilidades de los demás. La familia, por muy caótica y disfuncional que sea, tiene el potencial de encontrar un camino hacia la reconciliación y el entendimiento, si tan solo nos damos la oportunidad de mirarnos más allá de lo superficial, de nuestras rutinas y diferencias.


La película transmite que todos llevamos nuestras propias cargas emocionales, nuestras frustraciones, y que muchas veces la falta de comunicación nos separa, incluso de quienes más amamos. El deseo de Valentina, ese deseo aparentemente inofensivo, es el catalizador de un viaje de redescubrimiento que pone de manifiesto lo fácil que es olvidar lo que realmente importa cuando estamos atrapados en nuestras vidas cotidianas. Sin embargo, Cuervo nos deja claro que nunca es tarde para aprender a escuchar y, más importante aún, a comprender.


El director quiere que, al final de la película, el espectador se lleve una sensación de esperanza, de que el amor y la conexión siempre son posibles, aunque a veces se necesite un poco de caos para encontrar el camino de vuelta. A través de la comedia y el absurdo, se nos recuerda que lo que nos une como seres humanos no son solo las risas compartidas, sino la capacidad de vernos en los demás, de compartir nuestras vidas de manera más plena y auténtica.


Xabier Garzarain 


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