“Capitán América: Brave New World – Un nuevo horizonte de justicia y pode
La franquicia del Capitán América ha sido una de las más poderosas dentro del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), evolucionando junto con sus personajes y reflejando temas de identidad, responsabilidad y poder. Desde su debut en 2011 con Captain America: The First Avenger de Joe Johnston, pasando por la influyente The Winter Soldier (2014) de los hermanos Russo, hasta el épico cierre en Avengers: Endgame (2019), Steve Rogers ha sido el emblema de lo que representa el idealismo estadounidense frente a los desafíos del mundo moderno. Sin embargo, el estreno de Capitán América: Brave New World, dirigido por Julius Onah, marca el inicio de una nueva etapa en la saga, protagonizada por Sam Wilson, quien finalmente asume el manto del Capitán América tras los eventos de The Falcon and the Winter Soldier (2021).
Julius Onah no es un nombre que inmediatamente se asocie con el cine de superhéroes, pero su habilidad para mezclar drama psicológico y tensión política es lo que lo hace una elección intrigante para este proyecto. Con Luce (2019), Onah exploró las tensiones raciales y los conflictos morales a través de la historia de un joven prodigio, mientras que con The Cloverfield Paradox (2018) se sumergió en la ciencia ficción. Esta capacidad para trabajar con temas de peso psicológico y personal se traduce bien en la película, donde Sam Wilson no solo asume el rol de superhéroe, sino también el reto de lidiar con su identidad en un contexto político y social de gran división.
En Brave New World, Onah toma un enfoque más sombrío y maduro, tratando el tema del heroísmo desde una perspectiva más compleja. Mientras que Steve Rogers fue un símbolo de un ideal más puro y patriótico, Sam es un personaje que se enfrenta a los dilemas del liderazgo en un mundo fracturado. En este contexto, Onah parece querer preguntarse: ¿Qué significa ser un héroe cuando el mundo ya no es tan claro en sus definiciones de bien y mal? Esta reflexión atraviesa todo el metraje y se convierte en una de las mayores fortalezas de la película.
Desde el inicio, Brave New World establece un tono tenso y lleno de incertidumbre. La película, que comienza con la figura imponente de Thaddeus Ross (Harrison Ford), quien, tras ser elegido presidente de Estados Unidos, marca el regreso de un personaje clave para el MCU, establece rápidamente las tensiones geopolíticas que son el corazón de la trama. El relato se desarrolla con el ritmo característico de un thriller político, manteniendo al espectador en vilo mientras Sam Wilson, ahora bajo la identidad de Capitán América, trata de desentrañar un complot global que podría alterar el equilibrio del poder mundial.
El guion, a cargo de Dalan Musson, Malcolm Spellman y Matthew Orton, maneja con destreza las subtramas políticas y de espionaje, a la par que ofrece momentos de acción espectaculares, muy en línea con las entregas previas del MCU. Sin embargo, aquí la acción no está solo pensada para impresionar, sino para servir a los temas más profundos de la película. El complot detrás del gobierno de Ross se revela poco a poco, y la conexión con los experimentos genéticos y las conspiraciones militares añade una capa de intriga que recuerda a los thrillers de los años 70, como Los tres días del cóndor (1975), pero con un toque más moderno.
La película, por su naturaleza, mezcla acción, drama y política, lo que podría haber dado lugar a un exceso de ritmo acelerado. Sin embargo, Onah logra equilibrar las secuencias de acción con pausas dramáticas que permiten que los personajes crezcan de manera orgánica. Aunque algunos momentos se sienten algo dilatados, el ritmo no se vuelve tedioso, y la tensión se mantiene hasta el desenlace.
La gran tarea de Brave New World es presentar a Sam Wilson (Anthony Mackie) como el nuevo Capitán América. Mackie ha hecho un trabajo formidable en sus apariciones anteriores, pero aquí se enfrenta al reto de cargar con un legado pesado mientras trata de forjar su propia identidad como héroe. Sam no solo lucha contra los villanos, sino contra las expectativas de ser el sucesor de Steve Rogers, el héroe que definió una era. El guion de la película permite que Mackie brille, mostrando una vulnerabilidad que le da humanidad al personaje, algo que era difícil de lograr con el Cap original, cuyo personaje estaba tan idealizado. Sam, al contrario, es un hombre atrapado entre su deseo de hacer lo correcto y las contradicciones del mundo en el que vive. En este sentido, Brave New World explora lo que significa ser un héroe en tiempos de crisis, y Mackie logra transmitir estas complejidades con una sutileza impresionante.
Harrison Ford, como el presidente Ross, aporta la gravedad y la experiencia que el personaje necesitaba para una trama tan política. Si bien el personaje ya tenía un tono autoritario en sus apariciones previas, la incorporación de Ford le da una profundidad que solo un actor de su calibre puede aportar. Ford ha comentado que su personaje en este film se convierte en una especie de “anticipo” de lo que podría ser un futuro distópico en la política mundial, y lo ejecuta con la maestría que lo caracteriza.
Tim Blake Nelson, quien retoma su papel como Samuel Sterns, también ofrece una interpretación sólida. Sterns es un personaje fundamental para el desarrollo de la mitología de Hulk, y su regreso conecta perfectamente con la película The Incredible Hulk (2008). Su desempeño genera una sensación de inquietud, ya que su personaje se desarrolla de una forma más peligrosa y manipuladora.
Otros actores como Giancarlo Esposito, Mark Ruffalo, y Shira Haas complementan un elenco que sabe equilibrar la acción con los momentos de introspección.
La película establece una relación directa con otras producciones dentro del MCU. En primer lugar, Brave New World se conecta con The Falcon and the Winter Soldier, ya que Sam Wilson ya ha sido presentado como un héroe en busca de su lugar en el mundo. Además, la película se vincula estrechamente con The Winter Soldier en su tono político y de conspiración, donde el protagonista debe descubrir una amenaza global mientras enfrenta dilemas morales sobre la justicia y la verdad. La película también toma elementos de Iron Man 3 (2013) en cuanto a la desconstrucción del héroe clásico y la crisis de identidad.
La película se aleja un poco de la típica fórmula de Marvel, enfocándose más en los dilemas internos de los personajes que en los enfrentamientos épicos entre héroes y villanos. El tono de Brave New Worldtiene más que ver con las películas de espionaje y thrillers políticos de los 70 y 80, pero con un giro moderno que lo convierte en un referente dentro del MCU.
Laura Karpman, la compositora de la banda sonora, ha sabido crear una atmósfera que refleja tanto el legado de los anteriores Capitán América como la nueva identidad de Sam Wilson. La música se aleja de los grandiosos temas de Alan Silvestri, pero sigue siendo emotiva y potente, especialmente en las secuencias de acción y los momentos de tensión. Karpman utiliza un enfoque minimalista en algunas piezas, subrayando la lucha interna del protagonista sin sobrecargar la película con demasiados temas grandilocuentes.
La fotografía de Kramer Morgenthau juega un papel fundamental en la creación de la atmósfera. Los contrastes entre la política de los pasillos de poder y las batallas frenéticas en las calles están perfectamente capturados. Las sombras profundas y los planos largos aportan un aire de intriga que hace que la película se sienta más cercana al cine clásico de espías que a una típica película de superhéroes.
El vestuario, a cargo de Gersha Phillips, refleja la transformación de Sam Wilson. Aunque su traje de Capitán América es familiar, hay un giro moderno y menos convencional en su diseño, que subraya su camino hacia la individualidad como héroe.
Capitán América: Brave New World es una película que se destaca por su capacidad para cuestionar lo que significa ser un héroe en tiempos de crisis. Julius Onah, al frente de la dirección, crea una obra que mantiene la esencia de las entregas anteriores, pero al mismo tiempo, lleva al personaje de Sam Wilson a nuevos territorios. La película es una reflexión sobre la identidad, el poder y la responsabilidad, no solo de los superhéroes, sino de todos aquellos que luchan por hacer lo correcto en un mundo dividido.
Si bien es cierto que la película está llena de acción, es el componente emocional y filosófico el que realmente la eleva. En última instancia, el film no solo trata sobre salvar el mundo, sino sobre entender lo que implica ser un líder en un momento de gran incertidumbre.
Xabier Garzarain




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