“The Gorge: amor, muerte y acción en un bucle imposible”
Scott Derrickson ha construido su carrera sobre los cimientos de lo macabro, lo perturbador y lo desconocido. Desde sus primeros pasos en el género de terror hasta su incursión en el cine de superhéroes y la acción de alto voltaje, su evolución ha sido la de un director que nunca ha perdido el pulso por la tensión y el misterio. The Gorge es un paso más en esta trayectoria: un thriller de ciencia ficción que combina el romance con la acción extrema, en una estructura que desafía las expectativas narrativas convencionales.
Derrickson debutó en la dirección con Hellraiser: Inferno en el año 2000, una de las secuelas menos convencionales de la saga, donde ya dejaba ver su interés por el terror psicológico más que por la sangre gratuita. Sin embargo, fue con El exorcismo de Emily Rose en 2005 cuando su nombre comenzó a resonar con fuerza. Mezclando el drama judicial con el horror sobrenatural, la película redefinió la fórmula del exorcismo cinematográfico, con un enfoque más realista y perturbador.
El siguiente gran hito de su carrera fue Sinister en 2012, una de las películas de terror más impactantes de la década. Su combinación de imágenes inquietantes, narrativa de investigación y un villano aterrador como Bughuul consolidó a Derrickson como un maestro del miedo contemporáneo. Luego, con Líbranos del mal en 2014, intentó fusionar el horror con el thriller policial, aunque sin la misma efectividad.
Pero el gran salto llegó con Doctor Strange en 2016. Marvel lo fichó para llevar al cine al Hechicero Supremo, confiando en su capacidad para crear atmósferas oníricas y secuencias visualmente innovadoras. La película fue un éxito, con un estilo visual que rompió con la monotonía del cine de superhéroes. Sin embargo, cuando se planteó la secuela, las diferencias creativas con el estudio lo hicieron abandonar el proyecto.
Volvió al terror con The Black Phone en 2021, una historia de secuestro con elementos sobrenaturales que lo reconectó con su esencia más oscura. Y ahora, con The Gorge, da un giro inesperado hacia la acción y la ciencia ficción sin perder su obsesión por lo inquietante y lo emocionalmente intenso.
La historia arranca con una premisa intrigante: Levi, interpretado por Miles Teller, y Drasa, interpretada por Anya Taylor-Joy, se ven atrapados en un ciclo de acción y muerte dentro de un mundo que desafía la lógica temporal. Al principio, la película se presenta como un thriller de supervivencia extrema, pero pronto se revela que hay algo más profundo en juego: una historia de amor que desafía los límites de la realidad.
El guion de Zach Dean, responsable de The Tomorrow War, juega con el tiempo y la percepción, llevando la estructura narrativa al límite. No es una simple historia de “dos contra el mundo”; es un relato donde el destino y la memoria se entrelazan de manera compleja. Sin embargo, en su afán por mantener un ritmo vertiginoso, la película sacrifica en algunos momentos el desarrollo de sus personajes en favor de la espectacularidad.
Miles Teller, consolidado como un actor versátil tras Whiplash y Top Gun: Maverick, entrega una interpretación llena de intensidad física y emocional. Su Levi es un personaje endurecido por la repetición del dolor y la violencia, pero con una vulnerabilidad latente que Teller sabe manejar con maestría.
Anya Taylor-Joy, por su parte, sigue demostrando por qué es una de las actrices más fascinantes de su generación. Su Drasa es letal y enigmática, pero también profundamente humana. Taylor-Joy dota al personaje de una presencia magnética, con una actuación que equilibra la frialdad de una guerrera con la calidez de alguien que aún puede amar en medio del caos.
Mención especial merece Sigourney Weaver como Bartholomew. Su personaje es clave en la historia y, como en sus mejores papeles, Weaver combina autoridad con una complejidad emocional que eleva cada escena en la que aparece.
El rodaje de The Gorge fue una prueba de resistencia para su equipo. Derrickson apostó por efectos prácticos siempre que fue posible, lo que llevó a los actores a realizar muchas de sus propias acrobacias. Anya Taylor-Joy y Miles Teller se sometieron a un entrenamiento intensivo para las secuencias de combate, mientras que algunas escenas de acción fueron filmadas con cámaras IMAX para una mayor inmersión.
Se rumorea que varias secuencias fueron reescritas durante la producción para potenciar la relación entre los protagonistas. Esta decisión, aunque arriesgada, resultó clave para que la película tuviera un mayor peso emocional.
Derrickson se inspira en películas como Edge of Tomorrow y Looper, donde la repetición temporal y la acción se combinan con una historia de amor o redención. Sin embargo, su enfoque recuerda más a John Wick, con secuencias de combate coreografiadas al detalle y una estética estilizada que potencia la crudeza de la acción.
El romance de The Gorge también tiene ecos de The Adjustment Bureau o incluso de Eternal Sunshine of the Spotless Mind, con el amor como un concepto que desafía las leyes del tiempo y la realidad.
La banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross es un personaje más en la historia. Sus composiciones oscilan entre lo electrónico y lo melancólico, aportando una textura sonora que enfatiza la sensación de pérdida y desesperación de los protagonistas.
Dan Laustsen, director de fotografía, imprime un estilo visual impactante. La película juega con contrastes de luz y sombra, con secuencias que alternan entre la crudeza del combate y la belleza de los momentos íntimos. Su experiencia en La forma del agua y John Wick 4 se nota en cada encuadre.
El diseño de producción de Rick Heinrichs, veterano de Tim Burton y Star Wars, crea un mundo que se siente real pero al mismo tiempo estilizado. Los escenarios son una mezcla de brutalismo y decadencia, reflejando la naturaleza caótica de la historia.
The Gorge es un espectáculo visual y narrativo que no da tregua. Derrickson demuestra que es capaz de moverse entre géneros sin perder su identidad, entregando una película que es tan emocionante como emotiva. Aunque en algunos momentos el ritmo puede ser agotador y la complejidad narrativa puede confundir, la combinación de acción explosiva, romance y ciencia ficción la convierte en una de las propuestas más ambiciosas del año.
Más allá de su pirotecnia visual, The Gorge es una historia sobre la lucha contra el destino, sobre la idea de que el amor y la supervivencia pueden ser lo mismo. Derrickson nos recuerda que, incluso en medio del caos y la repetición interminable, siempre hay algo por lo que seguir adelante.
Xabier Garzarain



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