“After the Hunt:” la grieta silenciosa.
la trayectoria cinematográfica de luca guadagnino ha sido siempre una búsqueda del deseo en estado puro y de las tensiones invisibles que lo moldean a través del tiempo su cine camina entre la carne y la mente entre lo sensual y lo intelectual desde i am love hasta a bigger splash sus personajes viven en jaulas de lujo donde la pasión se convierte en lenguaje call me by your name marcó un punto de inflexión porque tradujo el anhelo en tiempo suspendido y el silencio en ternura suspiria fue su descenso a la oscuridad más simbólica donde la danza y el cuerpo se transforman en poder huesos y sangre bones and all confirmó su interés por los márgenes y challengers le permitió afinar la sensualidad del conflicto en el deporte pero caza de brujas no se parece a ninguna de ellas aquí abandona el calor del deseo para entrar en la frialdad de la mente el cuerpo sigue presente pero domesticado por la culpa la película no busca la belleza del amor sino la incomodidad del juicio es su obra más cerebral y su más peligrosa porque se atreve a exponer cómo el poder se disfraza de virtud y cómo el intelecto puede ocultar el miedo.
julia roberts interpreta uno de los papeles más densos de su carrera su profesora alma imhoff vive entre la reverencia de sus alumnos y el temblor de un pasado que amenaza con arrasarla cada gesto es una grieta cada palabra una forma de defensa su interpretación no busca el lucimiento sino la transparencia del dolor contenido pocas veces una actriz ha sostenido tanto peso sin necesidad de levantar la voz la cámara la observa en silencio y el espectador percibe la fractura interior entre la mujer que enseña y la que teme que la verdad la destruya andrew garfield construye un personaje que podría haber sido un cliché y lo transforma en un espejo del sistema su encanto se mezcla con la sospecha su serenidad con un nervio invisible su presencia altera cada escena ayo edebiri aporta una energía distinta la fragilidad y la firmeza de quien se atreve a señalar y no sabe aún si el mundo la creerá michael stuhlbarg desliza el cinismo amable de la vieja academia que protege antes que juzgar y chloe sevigny camina en la frontera de la complicidad y el miedo los secundarios no acompañan relleno son las paredes de ese edificio moral que se va cerrando sobre todos
el ritmo es tenso y meticuloso guadagnino no acelera prefiere que el tiempo se hunda en los pasillos y en los despachos las escenas parecen respirar como si el aire se espesara en cada conversación los silencios duran lo suficiente para que el espectador escuche su propio juicio no hay persecución ni giros espectaculares sino una presión constante una densidad que se va acumulando hasta que el silencio se vuelve insoportable caza de brujas no se vive como un thriller se vive como una autopsia moral
la trama se despliega con precisión quirúrgica la universidad es un microcosmos donde el prestigio lo determina todo una acusación entre colegas sacude su aparente perfección una estudiante denuncia a un profesor y la protagonista se ve atrapada entre la lealtad profesional la amistad y el peso de un error de juventud que vuelve para reclamar su lugar el guion de nora garrett no ofrece certezas dibuja un terreno movedizo donde cada palabra puede volverse en contra y cada gesto tiene consecuencias la fuerza del texto está en su contención en cómo logra que lo no dicho pese más que lo confesado cada conversación es una batalla de poder cada frase una maniobra defensiva la película no se inclina hacia el morbo ni hacia el panfleto la ambigüedad es su esencia el espectador siente que en cada escena se esconde una verdad distinta y que ninguna versión será completa guadagnino filma esa ambivalencia con elegancia cruel la verdad se convierte en una materia resbaladiza que todos intentan moldear a su favor
durante el rodaje se optó por filmar en 35 milímetros para capturar el grano real de los espacios y la respiración de los cuerpos las aulas de cambridge se transformaron en un laberinto de luz mortecina los actores trabajaron con largos ensayos sin cámaras a la vista para encontrar la tensión natural de la escena julia roberts pidió rodar varias secuencias en una sola toma para no perder la continuidad emocional andrew garfield improvisó algunos silencios que quedaron en el montaje definitivo guadagnino buscó que los actores no representaran sino que reaccionaran la intensidad que se percibe en cada plano es producto de esa búsqueda el rodaje estuvo marcado por un clima de concentración y de incomodidad calculada una sensación de juicio permanente que se trasladó a la pantalla
la fotografía de malik hassan sayeed es un tratado de introspección visual cada plano parece cargado de historia los pasillos de mármol los ventanales empañados las sombras que se proyectan sobre las paredes la cámara se mueve como un testigo que duda de lo que ve no busca belleza sino verdad la luz natural atraviesa los ventanales con una frialdad que corta los rostros el color es austero dominado por tonos grises y azules que refuerzan la distancia emocional en algunos momentos la cámara se detiene en los reflejos de un cristal o en el brillo de una mesa encerada para recordarnos que toda superficie encubre algo los rostros aparecen a contraluz o entre marcos de puerta como si cada personaje estuviera atrapado en su propia versión la fotografía no adorna la historia la convierte en un espacio físico donde la culpa tiene textura
el atrezo se integra con la precisión de una partitura los libros las carpetas los objetos personales construyen la identidad de un mundo académico que respira arrogancia y miedo los despachos están llenos de objetos que simbolizan el orden que todos intentan mantener las tazas de café medio vacías las lámparas encendidas de día las sillas gastadas los abrigos colgados como sombras el vestuario refuerza esa idea la sobriedad de alma con trajes grises que parecen uniformes el brillo controlado de hank que usa su elegancia como escudo la ropa de los estudiantes mezcla de corrección y descuido cada elemento material participa del discurso del poder todo parece preparado para ser observado evaluado archivado
la música de trent reznor y atticus ross no acompaña la acción la infecta con un zumbido constante que vibra bajo las palabras es un tejido de sonidos industriales y cuerdas mínimas que crecen como una amenaza invisible en algunos momentos el silencio ocupa el lugar de la música y se vuelve un sonido más fuerte que cualquier nota cuando aparece una melodía se percibe como una intrusión algo que rompe el control hay fragmentos de jazz que emergen en las fiestas académicas como un eco de un mundo que ya no entiende la culpa la partitura actúa como un pulso interior del film un ritmo biológico que nos recuerda que la verdad late incluso cuando nadie habla
caza de brujas dialoga con un linaje de películas sobre instituciones que se enfrentan a sus propias sombras desde doubt hasta spotlight pero guadagnino no imita sus estructuras de investigación ni sus arcos de redención elimina los jueces los periodistas los tribunales y deja solo a las conciencias atrapadas el resultado se acerca más al cine de bergman por la densidad moral o al de polanski por la claustrofobia institucional pero con la caligrafía propia de su mirada elegante y cruel no hay discurso ideológico ni sentimentalismo hay observación y descomposición del poder
la película no se pronuncia sobre la inocencia o la culpa sino sobre el miedo a la pérdida de prestigio muestra cómo la verdad se convierte en mercancía y cómo el relato se impone sobre los hechos su tema central no es la acusación en sí sino la forma en que las personas y las instituciones manipulan la memoria para sobrevivir en el mundo académico el conocimiento se usa como arma la palabra se vuelve política el victimismo y la defensa se confunden hasta volverse indistinguibles el espectador asiste a ese proceso como a un experimento moral sin salida
en su conclusión guadagnino deja la cámara fija sobre el rostro de alma un rostro agotado que ha pasado por todas las fases del miedo la confesión y la vergüenza la escena final no ofrece justicia ni redención solo la certeza de que la verdad no pertenece a nadie la caza de brujas no termina con una sentencia termina con un silencio que pesa más que cualquier palabra lo que queda es la sensación de haber asistido a una ceremonia de desgaste moral un retrato de una época donde la reputación vale más que la honestidad y donde la verdad se ha convertido en un lujo inasumible guadagnino filma ese vacío con una serenidad devastadora la suya es una mirada que no busca reconciliación sino conciencia caza de brujas es su obra más incómoda y también su más lúcida un espejo donde todos tememos vernos reflejados.
Xabier Garzarain

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