“Todos los lados de la cama”: cuando el amor se convierte en ensayo vital.
La trayectoria cinematográfica de Samantha Lopez Speranza avanza como una línea que une la comedia sentimental con la observación quirúrgica de las emociones actuales y Todos los lados de la cama supone el paso natural hacia una obra más ambiciosa porque mezcla el musical la sátira emocional el retrato generacional y el caos íntimo de unos personajes que quieren vivir según reglas nuevas pero siguen arrastrando las inseguridades de siempre. Desde sus inicios Lopez Speranza ha mostrado un talento innato para entender que el humor no funciona como evasión sino como forma de desnudar las contradicciones humanas y aquí firma su película más afilada más transparente y también más compasiva porque mira a sus personajes con una mezcla de ironía y ternura que convierte cada gesto en una revelación afectiva.
La interpretación de Ernesto Alterio como Javier es un destilado de neurosis miedo a la irrelevancia y ternura que brota en los momentos menos esperados. No hay pose ni caricatura en su trabajo porque el actor construye un hombre que no entiende por qué el mundo ya no obedece sus viejas reglas. Pilar Castro como Carlota despliega una precisión quirúrgica para mostrar el derrumbe interno de alguien que siempre creyó que ser moderna era suficiente para no desmoronarse y descubre que la libertad ajena le produce un vértigo inesperado. Jan Buxaderas y Lucia Caraballo encarnan a Oscar y Julia con una fluidez que convierte a su generacion en la mas consciente y pacifica del relato porque viven el amor desde la responsabilidad y el respeto mientras sus padres se hunden en trampas emocionales que ellos ya han superado. El reparto coral funciona como una maquinaria milimetrada donde cada personaje respira en su propio tono y aun asi forma parte de una misma gran sinfonia emocional llena de contradicciones fragilidades y descubrimientos.
La trama se despliega como un tejido de enredos afectivos que nunca pierden la coherencia porque la historia arranca con una boda que deberia ser un motivo de alegria y se transforma en detonante del caos interno de dos padres que se creen progresistas pero que no aceptan la libertad de sus propios hijos. El viaje de la pelicula consiste en observar como Javier y Carlota intentan impedir la boda movidos por la conviccion de que sus hijos estan renunciando a experiencias fundamentales que ellos mismos nunca supieron gestionar y como las mentiras los engaños y las manipulaciones van empujando la historia hacia un territorio donde cada personaje queda expuesto ante sus propias incoherencias. Lo bello es que la pelicula no juzga sino que acompaña con humor y lucidez a estos adultos que se esfuerzan por demostrar que dominan la teoria del amor mientras la practica se les desmorona entre las manos. El guion entiende que la comedia no nace de la ridiculez sino de la incapacidad para reconocer las propias heridas y por eso cada escena avanza como un espejo que devuelve una verdad incomoda envuelta en musica risa y un ritmo que nunca deja respirar del todo.
El ritmo de la cinta funciona como una coreografia estudiada donde los momentos de caos se alternan con instantes de calma que permiten que la emocion se filtre lentamente y el espectador descubra que bajo el baile y el humor laten preguntas profundas sobre el modo en que cada generacion se relaciona con la idea de estabilidad y deseo. El rodaje segun cuenta el equipo estuvo lleno de improvisaciones controladas que permitieron que las escenas respiraran con naturalidad y eso se nota en la fluidez del conjunto porque la pelicula no avanza como una sucesion de gags sino como una corriente que arrastra a sus personajes hacia su propia verdad.
La fotografia de David Azcano convierte cada espacio en un reflejo emocional porque las luces calidas de los interiores revelan la falsa seguridad de los adultos mientras las noches iluminadas con tonos electricos y suaves muestran el territorio incierto donde los hijos construyen su deseo con menos miedo y mas honestidad. Azcano es un maestro para sugerir sin subrayar porque en esta pelicula la luz nunca embellece ni castiga sino que acompaña y mira de frente a personajes que se creen fuertes pero se derrumban cuando la realidad les pide madurez. La camara se mueve con suavidad como si bailara con los cuerpos y eso permite que el espectador se sienta dentro de una energia siempre vibrante donde el musical y la comedia se funden.
El atrezo es un personaje silencioso porque cada objeto cuenta una historia que los protagonistas no quieren recordar. Las habitaciones de los padres estan llenas de rastros de vidas inconclusas de sueños que se quedaron a medio camino y de recuerdos que pesan mas de lo que reconocen. Las casas de los hijos en cambio son espacios luminosos abiertos flexibles donde todo puede reordenarse y eso expresa visualmente la distancia emocional entre ambas generaciones. Los detalles escenograficos se convierten en pistas de la trama porque cada espacio revela el miedo a soltar lo viejo y el deseo de abrazar lo nuevo.
La musica de Vanessa Garde sostiene la pelicula como un latido continuo que nunca invade pero siempre sostiene. Sus composiciones mezclan alegria melancolia y una pulsacion juvenil que permite que los numeros musicales surjan como momentos de verdad emocional mas que como espectaculo. No hay exceso ni artificio porque la musica funciona como revelacion de lo que los personajes no saben expresar con palabras y eso convierte cada intervencion sonora en un comentario afectivo esencial dentro del relato.
La relacion con otras peliculas del genero es evidente porque Todos los lados de la cama no solo dialoga con el cine musical contemporaneo sino tambien con una larga tradicion de comedias corales que intentaban descifrar el caos del deseo humano. Hay ecos de Woody Allen en la neurosis afectiva de los adultos ecos de Almodovar en la electricidad sentimental ecos de Damien Chazelle en la fusion de realidad y musical y ecos de Cesc Gay en la observacion contenida de las crisis vitales. Incluso se percibe la herencia del cine romantico francés donde los enredos esconden angustias profundas pero aqui todo se filtra desde una perspectiva española que entiende que el humor es una herramienta para desnudar las verdades que duelen.
Lo que Samantha Lopez Speranza quiere transmitir con esta pelicula es una idea tan simple como devastadora: nadie sabe amar del todo y nadie sabra nunca pero todos seguimos intentandolo porque el amor es la experiencia que nos revela quienes somos de verdad. La directora observa a sus personajes con una lucidez que no humilla porque entiende que las torpezas de los padres nacen del miedo a quedarse solos y las certezas de los hijos nacen del deseo de vivir sin repetir los errores heredados. La pelicula muestra que cada generacion construye su sistema afectivo pero tambien arrastra las sombras de la anterior y que el unico camino hacia la madurez consiste en aceptar que no podemos proteger a quienes amamos de aquello que no pudimos resolver en nosotros mismos.
La conclusion final se despliega como un abrazo largo que permite que el espectador respire despues de tanto enredo porque la pelicula defiende que la vida afectiva no es un mapa claro sino un laberinto que se recorre con torpeza y esperanza. Lopez Speranza quiere recordarnos que la unica certeza es que nadie sabe nada y que en ese reconocimiento se encuentra la verdadera libertad para amar sin miedo y sin imponer. Todos los lados de la cama es una celebracion luminosa de esa vulnerabilidad compartida porque nos invita a soltar la necesidad de tener razon y a aceptar que el amor se construye desde la duda desde el deseo desde la escucha y desde el permiso mutuo para equivocarse. Cuando la pelicula termina el espectador comprende que la boda es lo de menos y que lo importante es el viaje interno que obliga a cada personaje a mirarse de verdad y descubrir que la felicidad no esta en controlar sino en acompañar. Es una obra que respira humanidad humor musica y una verdad profunda: amar no es saber sino atreverse y en esa aventura todos seguimos siendo principiantes.
Xabier Garzarain

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